Según Magallón Rosa (2019, p. 29) «la palabra “desinformación” en español hace referencia tanto a “falta de información, ignorancia” como a la acción y al efecto de desinformar –dar información intencionadamente manipulada al servicio de ciertos fines o bien dar información insuficiente u omitirla». Por su parte, Carrillo (2022, p. 10) expone que la desinformación es toda «información falsa, inexacta y engañosa, que se distribuye intencionadamente, es decir, con el propósito de engañar». De esta forma, la distingue de la información errónea, «información falsa que alguien difunde creyendo que es cierta» (Carrillo, 2022, p. 10), y de la información maliciosa, «información que perjudica a una persona o comunidad» (Carrillo, 2022, p. 11). Esta distinción es la que se puede observar en la terminología anglosajona con los términos disinformation, misinformation y mal-information. Según Salaverría et al. (2020), basándose en la publicación de la UNESCO Periodismo, “noticias falsas” y desinformación (Ireton & Posetti, 2020) podemos entender por:

  • desinformación (disinformation): información deliberadamente falsa, difundida por motivos económicos, políticos, ideológicos o por alguna otra razón;
  • información errónea (misinformation): información falsa, pero transmitida con el convencimiento de su verdad;
  • mala información (mal-information): información verdadera, pero de ámbito privado o restringido, que se saca a la luz pública con la intención de dañar a una persona, una institución o un país, y que, por tanto, no debería ser publicada.

A pesar de esta variedad de definiciones, una de las más aceptadas relativa a la desinformación por su completud es la expuesta en la Comunicación de la Comisión al Parlamento Europeo, al Consejo, al Comité Económico y Social Europeo y al Comité de las Regiones. La lucha contra la desinformación en línea: un enfoque europeo (Comisión Europea, 2018) que afirma que

La desinformación se define como información verificablemente falsa o engañosa que se crea, presenta y divulga con fines lucrativos o para engañar deliberadamente a la población, y que puede causar un perjuicio público.

Comisión euroPEa (2018)

Una vez definida la desinformación, es necesario conocer cuáles son las consecuencias de este fenómeno. Según Río (2023, p. 53), «la desinformación puede tener consecuencias para nuestra salud (lo vimos durante la pandemia) o para nuestro bolsillo (en el caso de los timos), e incluso alimentar y amplificar discursos de odio y negacionismo». Otros autores, como Qutab et al. (2019, p. 4) distinguen las consecuencias en función de a quién afecten: personas, organizaciones y sociedad:

Effect on the individuals: The theory of misinformation’s effect on human memory explains that people are inclined to remember fabricated information about an event even if they were an eye witness of the event (Frost et al., 2002; Lazer et al., 2018; Lewandowsky et al., 2012; Seifert, 2017; Webb & Jirotka, 2017; Zhu et al., 2010). On the other hand, it is difficult to recognise information disorder when the information receivers are not direct witnesses of the event. Bakir & MCstay (2018) say that people often respond to misinformation in an emotional way.

Effects on organisation: Information disorder can be highly damaging to an organisation’s reputation, social image and economic value. Even a small piece of misleading information can harm the credibility of an organisation (Fallis, 2015).

Effects on society: Information disorder can lead to conspiracy theories. Information might be forged and then propagated as it becomes a reference for others (Bessi, Coletto, et al., 2015; Bessi, Petroni, et al., 2015; Leman & Cinnirella, 2013). Many studies have confirmed a relationship between misinformation and an individual’s capabilities to process information.


Incluso organizaciones internacionales como las Naciones Unidas, a través de su Secretario General, enumera diferentes desafíos que supone el fenómeno de la desinformación en su informe Contrarrestar la desinformación para promover y proteger los derechos humanos y las libertades fundamentales (Naciones Unidas, 2022): pérdida de vidas como consecuencia de la desinformación en el ámbito de la salud, erosión de la confianza política, aumento del fanatismo y el discurso del odio, amplificación de las tensiones y divisiones en conflictos y/o crisis, etc.

Fuentes

Carrillo, N. (2022). Fake Over. Flamboyant.

Comisión Europea. (2018). COMUNICACIÓN DE LA COMISIÓN AL PARLAMENTO EUROPEO, AL CONSEJO, AL COMITÉ ECONÓMICO Y SOCIAL EUROPEO Y AL COMITÉ DE LAS REGIONES La lucha contra la desinformación en línea: un enfoque europeo. https://eur-lex.europa.eu/legal-content/es/ALL/?uri=CELEX%3A52018DC0236

Ireton, C., & Posetti, J. (Eds.). (2020). Periodismo, “noticias falsas” & desinformación: manual de educación y capacitación en periodismo. UNESCO. https://unesdoc.unesco.org/ark:/48223/pf0000373349

Magallón Rosa, R. (2019). UnfakingNews. Pirámide.

Naciones Unidas. (s. f.). Contrarrestar la desinformación. https://www.un.org/es/countering-disinformation

Qutab, S., Myers, M. D., & Gardner, L. A. (2019). INFORMATION DISORDER IN THE GLAM SECTOR: THE CHALLENGES OF CROWD SOURCED CONTRIBUTIONS. En Proceedings of the 27th European Conference on Information Systems (ECIS).

Río, L. del. (2023). ¿Qué se puede hacer contra la desinformación desde las bibliotecas? Mi Biblioteca, XIX(74), 52-55.

Salaverría, R., Buslón, N., López-Pan, F., León, B., López-Goñi, I., & Erviti, M.-C. (2020). Desinformación en tiempos de pandemia: tipología de los bulos sobre la Covid-19. El Profesional de la Información, 29(3). https://doi.org/10.3145/epi.2020.may.15